Juan Cruz Caione tiene 21 años, vive en Casilda, Santa Fe, y hace changas. Las cosas por su casa no son nada fáciles porque su mamá no tiene un trabajo fijo. La economía se desmoronó cuando murió su papá y tuvieron que cerrar el negocio familiar. De ahí en adelante todo fue cuesta arriba, pero el noble gesto de este chico tuvo su recompensa.
El martes salió de su casa y a una cuadra y media se encontró con varios cheques tirados en la vereda. Los levantó y lo primero que le salió fue ir a la radio local para que difundieran el hallazgo y así encontrar al dueño.
Después fue hasta la comisaría para explicar lo que había encontrado y se topó con una mujer que estaba haciendo la denuncia por la pérdida de los cheques. Ese minuto fue mágico, no sólo porque le dio unos pesos como recompensa, sino también porque por su honestidad consiguió trabajo.
"Juan Cruz nació prematuro. A los seis meses pesaba un kilo y estuvo internado en el hospital de Venado Tuerto por un largo tiempo. Yo estoy orgullosa de mi hijo no sólo porque devolvió los cheques, sino porque es una buena persona", contó orgullosa, Gladys, su mamá.
A raíz de la difusión de la historia, el chico consiguió trabajo en una distribuidora de alimentos, y ayer fue su primer día. "El laburo está bueno", contó el joven. Todavía no sabe qué va a hacer con la plata de su primer sueldo, pero seguramente lo destinará a su familia.
"Para ayudar a mi mamá hacía changas y ella cuidaba a una señora mayor, pero por la cuarentena quedó desempleada. Ahora con mi trabajo fijo vamos a estar un poco más aliviados. Nunca dudé en devolver los cheques, porque era algo que no me pertenecía. Y me alegro de que la dueña los haya recuperado", sostuvo.
Lo cierto es que a pesar de tener los bolsillos vacíos y pasar algunas necesidades, Juan Cruz respetó los valores que sus papás le enseñaron en estos 21 años.