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Pamela San Martín, de 38 años, contó detalles sobre el brutal ataque que sufrió el domingo pasado, luego de una reunión familiar realizada en el domicilio que comparten con su pareja en Villa Corina, partido de Avellaneda. El agresor continúa libre.
Eran cerca de las 5.30 de la madrugada del pasado domingo y Pamela San Martín, de 38 años, se disponía a acostarse a descansar en su cama, después de la reunión familiar de la que había oficiado como anfitriona para celebrar el cumpleaños de su yerno. El ambiente en el interior de su domicilio, ubicado en el partido bonaerense de Avalleneda, estaba algo tenso incluso mientras todavía había invitados en la mesa, a partir de un ataque de celos que padeció M.B., su pareja, luego de la visita de un amigo de la familia. A pesar de los reproches, jamás imaginó que su novio la atacaría de la forma brutal que lo hizo: no conforme con los golpes de puño que le había propinado al comienzo de la discusión, en un momento se abalanzó sobre ella, la mordió y le arrancó un pedazo de oreja.
“Estuve en pareja con un caníbal, no con un ser humano”, sentenció Pamela en el inicio de una extensa charla, durante la cual evidenció la mezcla de rabia e impotencia que siente por estas horas.
Cada vez que habla sobre el brutal ataque del cual fue víctima tan sólo dos días atras, Pamela esboza un atisbo de llanto pero, al mismo tiempo, irradia una potente energía de la que se aferra para pedir que su novio “pague lo que tiene que pagar” por lo que le hizo.
Las fuentes policiales precisaron que el ataque ocurrió en el interior de una vivienda ubicada en Carabelas al 4100, en el barrio Villa Corina, localidad de Villa Domínico (Avellaneda). Pamela, según su propio testimonio, fue atacada por M.B. cuando ya no había familiares ni amigos en la casa que comparten con su hija de 4 años. Hasta ese entonces, su novio exhibía su malestar de forma solapada, en su intento por no levantar sospechas.
“Estabamos festejando el cumpleaños de mi suegro. Unos instantes antes se pone celoso por un amigo de mi yerno. El chico pasó a saludar y se sentó 5 minutos. No lo expresaba en público pero me murmuraba en el oído. Es un loco vivo, adelante de la familia no me decía nada, pero después fue un tormento”, reconoció la víctima en diálogo con este medio.
Empleado municipal en el velódromo de Lanús, M.B. no olvidó su enojo tras despedir a los invitados y profundizó su reclamo contra Pamela. “Vos siempre lo mismo. A ese lo conocés de otro lado”, le recriminó a su pareja en reiteradas oportunidades. Pero ella, firme en su posición, desmintió todas las acusaciones en su contra. “Basta, no es así, terminala. Estás equivocado”, replicó Pamela, según consta en la declaración testimonial que prestó en la Comisaría 7a de Avellaneda tras sufrir la salvaje agresión.
Pero esa respuesta provocó la peor reacción de M.B. Fuera de sí, tomó a Pamela de los brazos, la enfrentó cabeza a cabeza y la acorraló contra una pared de la habitación.
“Si vos querés que te pegue, yo te voy a pegar”, amenazaba M.B. a Pamela, según contó ella misma a este medio.
En ese mismo cuarto también descansaba la hija de ambos, una menor de 4 años, que se asustó por los gritos de sus padres y comenzó a llorar desconsoladamente. Gracias al susto de la niña, Pamela pudo zafar de las manos de su novio, lo empujó hacia atrás y le pidió ayuda urgente a su sobrina de 15 años, que en ese momento también dormia en la casa. Al observar que la menor quería llamar al 911 pero fallaba en el intento, Pamela tomó el teléfono y buscó comunicarse por sus propios medios.
Para evitar que la dueña de casa alertara a la Policía sobre el ataque que estaba sufriendo, M.B. se abalanzó con fuerza sobre ella y comenzó a darle golpes de puño en el cuerpo y cachetadas en el rostro. Tenaz, Pamela no soltó el celular en ningún momento pero hizo enfurecer más aún a su pareja. Totalmente descencajado, le mordió la oreja derecha y le arrancó un pedazo de la misma.
“En realidad venía a morderme la cara, me mordió la oreja porque yo llegué a defenderme con el brazo. Literalmente me arrancó la oreja con los dientes”, lamentó Pamela en otro tramo de la charla.
Consecuentemente, de la herida brotó una importante cantidad de sangre y Pamela utilizó una sabana a modo de torniquete para frenar la hemorragia. “¡Mirá lo que me hiciste hijo de puta!”, le gritó a M.B., antes de salir al patio delantero de la vivienda en busca de ayuda.
En ese momento apareció en escena su sobrina, quien inmediatamente subió al departamento ubicado en la parte superior del terreno y buscó la ayuda de la hija mayor de Pamela, fruto de una relación previa. Sin mediar palabras, la adolescente increpó a M.B. y este huyó corriendo del lugar.
“Mi hija Brisa lo golpeó con un palo porque vio la sangre. Él tuvo tiempo hasta para lavarse la boca en el baño, juntar sus cosas y salir corriendo todo ensangrentado. Así que sabía lo que hacía”, aseguró Pamela durante su impactante relato.
A dos días del último ataque, Pamela admitió que tiempo atrás había vivido episodios de violencia de género con su novio, pero siempre los minimizó y jamás imaginó ser víctima de la agresión “aberrante” que sufrió el último fin de semana. “Espero que este ser inservible pague lo que tiene que pagar. Que la sociedad lo condene también, porque es un psicópata”, subrayó.
El violento episodio no solo tuvo a Pamela como la víctima principal, sino que además repercutió en el estado psicológico y anímico de su hija de 4 años. “Mi hija no para de decir ‘papá te mordió la oreja’, ‘¿por qué te lastimó?’. Para ella es una tortura, psicológicamente no está bien, le agarran ataques de miedo y llora”, dijo la mujer entre lágrimas.
Después del ataque, Pamela fue atendida en el Hospital Presidente Perón, en la localidad de Sarandí, donde fue suturada con éxito. En cuanto a la evolución de su cuadro, Pamela reveló que corre riesgo de que le amputen el pedazo de oreja derecha que le quedó tras la mordida de M.B. “Hay que ver de acá a una semana cómo evoluciona la herida”, dijo minutos después de finalizar una sesión de terapia con su psicóloga.
“Hoy yo estoy viva de milagro”, concluyó Pamela, a la espera de novedades sobre el paradero del padre de su hija menor. Por el momento, él sólo se comunicó a través de un audio de WhatsApp que le envió a la hermana de su pareja, pero no dio precisiones sobre su ubicación actual.
Inicialmente, la investigación era encabezada por la doctora Mercedes Dudan, de la UFIJ N°2 de Avellaneda -especializada en delitos contra la integridad sexual, delitos informáticos y aquellos relacionados a la violencia familiar y de género-, pero en las últimas horas la causa pasó a manos de la doctora María Laura Carballal, integrante de la misma Fiscalía. El expediente fue abierto bajo la calificación de “lesiones agravadas por el vínculo en contexto de violencia de género”.