Aberturas Aluminar

El héroe de Malvinas, Miguel Savage, radicado desde hace varios años en Venado Tuerto escribió una emotivas palabras sobre un reencuentro que tardó 40 años.
Savage comentó: "Este fin de semana cerré otro círculo muy importante en este camino sanador. El reencuentro después de 40 años con Luis Leveratto y María Ansaldo. Ellos eran muy amigos de Imi (Ignacio María Indino) que murió a causa del impacto de un cohete lanzado desde un Sea Harrier al edificio del ex cuartel de los Royal Marines, Moody Brook. Luis era su mejor amigo y el destinatario de casi toda su correspondencia durante la guerra. Me trajo una de esas cartas, pero de la emoción del encuentro apenas la pude mirar por arriba. Fue un surrealista "Viaje al Pasado", al Adrogué de mediados de los 70's donde nos criamos tan tranquilamente a la sombra de las añosas arboledas, plazas, diagonales y los perfumes de los eucaliptus en primavera que tanto apreciaba Borges".
Más adelante Miguel agregó: "Con Imi, Luis y sus hermanos fuimos compañeros de secundario en el Colegio Euskal Echea. Cada vez que vuelvo a Adrogué me quedo corto con el tiempo para reencontrarme con amigos de esos años".


A continuación, un extracto del libro:
"Llegábamos al Moody Brook, ocupado luego del 2 de abril por las tropas argentinas, cuando escucha­mos una gran explosión y vimos altas llamas saliendo del edificio. Y después silbidos, de armas portátiles que detonaban por el fuego.
Sobrevino una segunda gran explosión. Me pre­ocupé pensando en Ignacio María Indino, Imi, un compañero de colegio que dormía adentro del edifi­cio. Imi me había entregado algo de comida las pocas veces que pudimos hablar.
Pudimos llegar hasta el final de la bahía, al gal­pón de chapa curvada desde el piso que antes se usa­ba para guardar ovejas y donde ahora se atendía a los heridos.
Lo que vi fue dantesco. Una luz insignificante alumbraba a dos médicos. Trataban de acomodar los heridos acostados sobre el piso de tierra, alineados contra las paredes de chapa, tapados con mantas, al­gunos con suero y con una M marcada bien grande sobre la piel de sus frentes. Decenas de voces simultá­neas, superpuestas, con gemidos de dolor" (sic)