Aberturas Aluminar

Ulises Guareschi es de Venado Tuerto. Desde los quince años sabía que quería tener una experiencia de vida lejos de casa. Se lo tomó tan en serio que, ni bien cumplió 19, se fue nada menos que a Dinamarca
La aventura empezó unos días antes de que explotara la pandemia de COVID-19. Ingresó al país europeo con una visa que tiene vigencia por un año, con la cual puede vivir y trabajar hasta marzo del 2021. El trámite fue sencillo y, en cuestión de un mes, tenía todos los papeles necesarios para irse.
Cuando bajó del avión en Copenhague cayó en que lo que estaba haciendo podía ser catalogado como una locura. Estaba empezando una aventura desde cero y solo. Pero era algo que lo fascinaba.
Ulises tuvo trabajos normales. Uno en el que prestaba servicio en una empresa de limpieza de edificios y otro donde hacía las veces de delivery. Actualmente, vive con un sueldo promedio de 18 mil coronas (3 mil dólares) gracias a 2 trabajos de 40 horas semanales. De ahí, debe descontar unos 900 dólares de gastos, incluido los 560 del departamento que alquila. Dice que tranquilamente se puede pagar un departamento, pero se opta por habitaciones que son de dimensiones amplias porque la mayoría priorizan el ahorro. En su caso particular, apunta a eso, evitando gastar en “ocio”. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, tomarse una cerveza en un bar sale un mínimo de 10 dólares, una comida en un local “al paso” unos 15-20 dólares y en un restaurante los precios van de 50 a 150 dólares por persona. Por eso, dice que la mayoría de los daneses tienen la costumbre de comer en su hogar, a diferencia de nosotros, que nos resulta común salir a comer.

Las comparaciones son...
El contraste con Argentina es algo habitual en la rutina de Ulises. Las situaciones cotidianas están presente al estilo “esto en Argentina sería imposible’”. Hay un rasgo que es común a las anécdotas de todo aquel que vive en algún sitio del primer mundo: lo relativo a la seguridad. Según Ulises, la mayor diferencia de Dinamarca con Argentina es la seguridad. Al igual que la historia del matrimonio oriundo de Malabrigo que vive en Holanda, el joven venadense dice que en Dinamarca podés salir a caminar a la hora que quieras que no va a pasar absolutamente nada. Recuerda que sus primeros días, salió a caminar de noche solo a las dos de la mañana y no lo podía creer. La situación se hace aún más notoria en el caso de las mujeres. Se sienten muy seguras caminando por las calles, sin importar la hora.
Para Guareschi, el lugar de la mujer en Dinamarca en una escala del 1 al 10, es un 10 definitivo. Es uno de los países con más equidad de género y realmente se ve reflejado en la sociedad y en el hogar. En las edificaciones, por ejemplo, dice ver muchas mujeres trabajando. En tareas hogareñas, se dividen por igual con los hombres y afirma que no se siente en lo absoluto una cultura machista.
Pero, a nivel cultural, el chico de Venado Tuerto remarca otro clásico de los argentinos en Europa. Aquello de extrañar una “cultura relajada”, o mucho más espontánea. Lo vuelve loco que la mayoría de los daneses te avisan un mes antes las cosas y tienen siempre todas las semanas planificadas. “No ve las horas de” organizar cosas en el momento, que no requieran de tanta antelación.

 

Según un santafesino que vive en Dinamarca, siendo argentino, para ganar terreno en un país tan distinto, hay dos caminos posibles. El primero, hablar danés y el otro, obviamente inglés, lengua alternativa que se habla muy bien, incluso en niños chicos. La mayoría de los trabajos que no requieren de estudios no piden la lengua nativa, pero si por ejemplo los que tienen atención al cliente (como mozos). Dice Ulises Guareschi que hablar inglés es clave, porque si no te quedarías incomunicado. Sí o sí llega un punto en que necesitás de alguien que te ayude.
El joven de Venado Tuerto entiende que no hay comparación posible entre ambas sociedades. Tanto en el extranjero como en nuestro propio país, todo depende de cada uno. En el día a día, se encuentra con daneses “muy abiertos” y otros más “cerrados”, en cuanto a las relaciones sociales.
Sobre la calidad de vida en Dinamarca, es contundente: “Es excelente” y con seguridad destaca que cualquier trabajo te asegura poder vivir bien. Por eso, valora que esa sociedad sea muy igualitaria. Según Ulises, en ese país no ves mucha diferencia entre el más pobre y el más rico. Hay un sistema de impuesto progresivo y mucha fuerza sindical, lo que garantiza muchos derechos para los trabajadores e impide la desigualdad económica.
En el aspecto económico, la brecha con Argentina es amplia. Y, por lo que pudo saber Guareschi, hay mucha ayuda de parte del Estado si una persona se encuentra en situación de vulnerabilidad. En su caso particular, al estar “de paso”, tiene cobertura en salud en forma gratuita. Y dice que los daneses son muy honestos y hospitalarios. Siempre que necesites ayuda y la pidas, la vas a recibir.

El necesario lado negativo
Pero no todo es color de rosas. Según los medios especializados, hay mucho más racismo en los países nórdicos de lo que algunos podrían pensar, puntualmente en Noruega y Dinamarca, y hasta cierto punto también en Finlandia. El racismo está vinculado directamente al nacionalismo, que implica definir quién está incluido y quién excluido.
Algunas teorías sociológicas dicen que, en Dinamarca, las personas que forman parte de las minorías ganan la mitad que el resto. Están más desempleadas, su salud mental es mucho peor, no pueden vivir en las mejores áreas residenciales y están infrarrepresentadas en las estructuras de poder. En este marco, en relación a las diferencias religiosas, hay daneses que aún perciben el islam como un problema. Tanto, que el tema más recurrente en todas las campañas electorales celebradas desde 2001 fue la denominada inmigración de países no occidentales. Por esta razón, hay quienes hoy en día están a favor de limitar la inmigración musulmana.
El chico santafesino reconoce que, sobre la discriminación, hay mucho debate en el país nórdico. A él personalmente nunca le dijeron nada. Pero sabe que hubo argentinos que tuvieron problemas con gente danesa por este tema. También tuvo interacción en redes sociales donde, a veces, surge el tema de la discriminación. pero también está al tanto de que el Estado, al día de hoy, toma medidas para que se reduzca el racismo y la xenofobia. Ahora, sí: en el plano laboral, los daneses van primero.
Como contador de historias, estos casos me parecen importantes, para pintar un panorama realista. Vivir en un país del primer mundo tiene cosas que te hacen darte cuenta del atraso argentino en muchos aspectos. Sin embargo, se presentan otras situaciones en las que la ilusión de una sociedad “perfecta” se desvanece.



Por: Julio De Martini - Ser Argentino