Finales de noviembre del año 1997. Se disputaba en Buenos Aires la Copa Ericsson y entre los semifinalistas de aquel torneo se encontraba Diego Moyano. Esto no hubiera tenido mayor historia si este venadense no habría protagonizado la que es, probablemente, una de las historias más curiosas relacionadas con el tenis en los últimos 40 años ya que, por increíble que parezca, Diego empezó su semifinal como soltero y la terminó como casado.
Él y su pareja tenían fijado para ese sábado 29 de noviembre de 1997 como la fecha de su casamiento en Venado Tuerto, a 400 kilómetros de Buenos Aires. Diego, que por aquel entonces era el 442 del mundo, tuvo una semana increíble de juego y fue avanzando rondas hasta que se encontró en la tesitura de llegar a semifinales, el mismo día en que tenía que casarse. Todo estaría bien si lograba acabar medianamente temprano su partido ya que tenían planeado viajar en coche hasta Venado Tuerto para casarse a las 21h de la noche.
El problema es que el tiempo no estuvo de su parte. Por si fuera poco, la lluvia retrasó toda la jornada y su partido se disputó más tarde de lo debido e incluso tuvo un parate. Diego jugó frente a Oliver Gross, que le sacaba más de 300 puestos en el ranking, y como toda aquella semana, siguió jugando a un gran nivel hasta que la organización decidió suspender definitivamente su partido cuando Moyano iba 7-6 6-5 arriba, con saque para ganar el partido. Se quedó a un solo juego de cerrar su pase a la final cuando la lluvia obligó a cancelar el encuentro. Fue entonces cuando comenzó el otro encuentro, el que Diego, su esposa y su entrenador disputaron para llegar a tiempo a Venado Tuerto.
"La verdad es que fue muy divertido", nos cuenta Moyano, con quien hemos contactado para recordar aquella historia ocurrida ya hace 22 años. "Era mi primer gran torneo profesional con todos esos Top 100 y no me esperaba llegar a la semifinal. Cuando llegó el sábado, yo jugaba a las 11 de la mañana y el partido se fue retrasando por lluvia. Nosotros teníamos previsto conducir en auto después del encuentro y el partido se canceló definitivamente a las seis de la tarde. Mi entrenador, sin que yo supiera nada, había alquilado un jet privado para que llegáramos a tiempo a la boda".
La boda, que debía comenzar a las 21h, tuvo que retrasarse un poco ya que salieron muy tarde de Buenos Aires y casi no le dio tiempo a saborear nada ya que al día siguiente tenía otro compromiso que condicionó todo. "La ceremonia no empezó en la Iglesia hasta las 23:10, me fui a dormir a las 2 de la mañana y me desperté a las 6 para volver a Buenos Aires en el mismo jet privado. A las 11 jugué el final de esa semifinal y luego disputé la final ante Squillari a las 2 de la tarde. Más allá de todo el trajín y el estrés, jugaba ante uno de los mejores, y aún así, perdí 6-4 6-2", recuerda Moyano.
Aunque todo aquello fue un sin parar en muy poco espacio de tiempo, lo cierto es que Diego recuerda la historia con mucho cariño. "Fue una experiencia única. No mandé los papeles al Guinness, pero seguramente soy el único jugador en la historia que empezó un partido de tenis soltero y lo acabó casado. Mi esposa siempre estuvo conmigo durante toda la semana. El recorrido, todo lo hicimos juntos. Nuestras familias nos ayudaron a organizar todo. Tenemos un gran recuerdo de ese día", reconoce.
En tres años, Moyano y Patricia celebrarán 25 años de casados en la que serán sus Bodas de plata y tienen pensado organizar una fiesta para que esta vez, sí puedan disfrutarla junto a los suyos de principio a fin sin pensar en nada más. "Tenemos ganas de celebrar algo por los 25 años de casados porque realmente en la fiesta yo no estuve. Nos casamos y fui, me saqué una foto con todos, les dije 'Hola' y me fui porque al otro día tenía que jugar. Mi entrenador me había regalado la noche de bodas en el Hotel y cuando llegué a las 12 me dijo: 'Quiero que te vayas a dormir'. Entre mis amigos y mi familia nos hacen siempre el chiste que cuando vamos a hacer la fiesta de verdad", sentencia Diego.
Fuente: Punto De Break