Daiana Domeniconi se la jugó, dejó todo en su Venado Tuerto natal y se mudó a Córdoba buscando una nueva vida. En Santa Fe era una reconocida jugadora de Pelota y sus derivados. Hasta había jugado un Mundial en 2014 con la selección argentina, en la modalidad frontenis.
Esa era su realidad, dedicándose a full al deporte. El fútbol estaba lejos de su órbita. Recién antes de mudarse a la capital provincial de Córdoba, en 2017, lo probó como hobbie con sus amigas en un equipo de la ciudad. Nunca se imaginó que en poco tiempo ese iba a ser su medio de vida.
Actualmente pertenece al Huesca, un equipo que milita en la Primera Nacional de España, una especie de tercera división. Llegó allí luego de jugar dos años en Belgrano. Su arribo al Pirata se dio casi de forma inesperada, como la mayoría de las cosas que le pasaron desde que pisó la provincia.
“El segundo día que estaba en Córdoba me invitaron a jugar en un torneo informal, de fútbol siete. Resulta que en el equipo que enfrentamos había varias jugadoras del plantel de Belgrano y me dijeron que vaya a probarme. Fui y quedé. Al principio me costó adaptarme porque nunca había jugado en cancha grande, pero terminé siendo goleadora”, le contó a Mundo D desde España.
La historia de cómo se convirtió en delantera también está marcada por la casualidad. El Celeste y Racing jugaban una final en 2017. Ella estaba en el banco y hasta ese momento jugaba como defensora. Faltando pocos minutos, el entrenador Pedro Reyna la mandó a la cancha, pero como atacante. En el tiempo que estuvo marcó dos goles: uno fue anulado y el otro fue el del empate. Luego por penales su equipo se impondría ante la Academia para gritar campeón. Así comenzó su exitosa relación con el arco rival.
Jugó hasta mediados en 2019 en Belgrano, siendo verdugo permanente del eterno rival, Talleres. El último clásico que jugó fue en mayo de este año y le convirtió tres goles, en la victoria por 4 a 0. Tres de sus excompañeras se habían mudado a España buscando una opción profesional y ella vio la chance de jugársela.
Armó un video y a través de un representante le llegó la chance de probarse en el Huesca. En esa institución también había llegado desde el Zaragoza Giselle Montenegro, con quien compartió campo de juego en Belgrano.
Hizo la pretemporada con el equipo y la rompió. “Gracias a Dios me fue increíble. De seis goles que hizo el equipo yo marqué cinco. No me costó adaptarme a pesar de que es un juego mucho más rápido y físico. Estaban muy contentos conmigo”, afirmó.
Ella fue fichada por el club pero debía realizar los trámites de visado. Cuando regresó al país, su cita fue reprogramada. Llegó con lo justo a la fecha límite que exigía la Federación Española, pero por un error administrativo su sueño quedó trunco. Desde la Federación Aragonesa, de quien depende el Huesca, no mandaron las papeles en tiempo y forma y su inscripción no fue aprobada.
Tanto Daiana como el club iniciaron acciones legales, pero a dos meses de haber iniciado el torneo todavía no pudo jugar. “Es una lástima que no pueda estar jugando. En la pretemporada habíamos practicado con un equipo y ahora nos está costando mucho convertir. No arrancamos de la mejor manera”, se lamentó.
Su gran performance en los seis partidos que jugó llamaron la atención de otros equipos de categorías superiores, por lo que su futuro después de diciembre aún no está definido. Desde el Huesca le ofrecieron mejores condiciones y hasta un contrato por dos años, lo que muestra la gran consideración que le tienen. Con el mercado que se abrirá a fin de año, las posibilidades son muchas para la delantera.
“Lo principal de esto es disfrutar y vivir al máximo las oportunidades que se dan. Yo ya soy grande (tiene 31 años) y voy por todo. Quiero aprovechar esta experiencia que no se le da a cualquiera y que a mi me dio la vida. Es muy difícil llegar acá y la competencia es muy exigente. No me pongo un techo, quiero seguir creciendo”, cerró.
Por Ana Dalmasso - Mundo Deportivo La Voz del Interior