En temporada de verano, la asfixia por inmersión es la segunda forma de muerte más común en personas de 16 a 23 años, después de los accidentes de tránsito, dicen en el sindicato de guardavidas nacional. Los chicos no se quedan afuera del fenómeno: en lo que va del verano ya fueron seis las muertes infantiles en piletas públicas y privadas del país.
Chicos que se ahogan en la piscina del club, en la de un camping o en la propia colonia de vacaciones. Porque no saben nadar o porque no saben hacerlo bien. Porque se los pierde de vista y no se los rescata del agua a tiempo, o se los rescata, sí, pero las maniobras de reanimación que se aplican no son las adecuadas. Una dramática línea que va del simple error humano a la negligencia. El resultado, familias destrozadas.
Como la de Francesco, que el 13 de diciembre murió ahogado en la pileta de la colonia de vacaciones a la que iba en la Cooperativa Integral de Villa Gobernador Gálvez, Santa Fe. El caso tuvo una resonancia especial porque su padre, que había organizado varias marchas para reclamar justicia, fue asesinado a balazos días después. La justicia investiga el vínculo entre ambos acontecimientos.
En enero también hubo varias muertes de chicos en piletas. En la del Prensa Club de San Miguel de Tucumán quien murió ahogado el 12 de enero fue un nene de 7 años, Nahuel González. La familia encontró algún consuelo en que sus órganos hayan salvado ocho vidas en distintas partes del país. Se supo que la pileta ni siquiera estaba habilitada.
En Salta, puntualmente en la localidad de Cerrillos, un nene de 4 años, Luciano Mamaní, murió el 27 de enero, ahogado en una pileta del camping del sindicato de Cerveceros: se cayó al agua y aunque algunos adultos se arrojaron a rescatarlo, no lograron reanimarlo. Allegados denunciaron a los medios que en Salta no es obligatoria la presencia de guardavidas en piletas de este tipo.
El 3 de febrero, en un predio de ATE de Plottier, Neuquén, la víctima fatal fue una nena de 5 años. Había ido a pasar el día con su familia. Según comentó el comisario Néstor Castillo al medio lmneuquen.com, "la pileta tiene una parte baja y otra de mayor profundidad, a la que deben ingresar con una persona mayor de acuerdo a lo que informan los dos guardavidas que posee el predio".
Dos días después generó gran conmoción la muerte de Lucas Lin, también de 5 años, que apareció en el fondo de la pileta de la colonia a la que concurría en el Lincoln Summer Camp de La Plata.
Este fin de semana se sumó otro caso: el fallecimiento de un chico de 9 años en el club Defensores Talleres, en Venado Tuerto, Santa Fe. Su familia lo perdió de vista. Bomberos mediante, lo hallaron en el fondo del agua. Hacía calor y el predio estaba repleto de gente.
Entonces vienen las autopsias, los imputados, las investigaciones. Los lugares, las personas, las circunstancias son distintos. Pero hay un común denominador, una falla en el sistema: faltan guardavidas asignados a lo que los expertos del sector llaman “espejos de agua recreativos”, o sea, toda pileta pública o privada, arroyo, arroyito, toda costa de lago, de laguna, olla, toda cascadita, dique, pedacito de río donde la gente vaya y se refresque.